El sol comenzaba su descenso, pintando el cielo con tonalidades de rosa y naranja. Los canales de Xochimilco, adornados con coloridas trajineras, ofrecían un espectáculo aún más cautivador. A medida que la luz se suavizaba, un ballet acuático se desplegaba ante mis ojos.

Las garzas eran las protagonistas indiscutibles. Sus elegantes figuras se recortaban contra el cielo crepuscular mientras planeaban sobre el agua. Algunas, con sus largos cuellos en forma de "S", pescaban con paciencia, sumergiendo sus picos afilados para capturar algún pez desprevenido. Otras, posadas en las ramas de los árboles que bordeaban los canales, observaban el entorno con ojos atentos.

Los zambullidores, con sus cuerpos compactos y picos puntiagudos, se sumergían en el agua con una agilidad sorprendente. Surgían a la superficie segundos después, con alguna presa en su pico. Sus plumas, perfectamente adaptadas para la vida acuática, brillaban con los últimos rayos del sol.

Los pelícanos, aves de gran tamaño y pico distintivo, planeaban en círculos sobre los canales. Su llegada era anunciada por el sonido de sus alas batiendo el aire. Al descender, extendían sus grandes bolsas gular para pescar, creando una imagen inolvidable.

El sonido de los pájaros, el suave chapoteo del agua y el rumor de las trajineras creaban una atmósfera mágica. Era como si el tiempo se hubiera detenido, permitiendo disfrutar plenamente de este espectáculo natural.

Consejos para tu visita:

Hora: El atardecer es el momento ideal para avistar aves, ya que muchas especies son más activas en este horario.
Lugar: Los canales de Xochimilco ofrecen una gran variedad de hábitats para las aves. Explora diferentes zonas para aumentar tus posibilidades de avistamiento.
Equipo: Binoculares te permitirán observar a las aves con mayor detalle. Una cámara fotográfica te ayudará a capturar momentos inolvidables.
Guía: Contratar un guía especializado en aves te permitirá conocer más sobre las especies que habitan en Xochimilco y su comportamiento.
Respeto: Recuerda mantener una distancia prudencial de las aves y no alimentarlas